Tamara Samartino Cifuentes

Psicóloga  Col.nº o-02275 

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Comencé a trabajar como psicóloga en el año 2010, combinando la atención en consulta con las intervenciones a domicilio. Cada persona, cada familia, cada casa es una experiencia única de la que siempre se aprende algo nuevo. Debo reconocer que los primeros casos fueron difíciles, tenía una sensación que quizás sea similar a la que siente alguien que acude por primera vez a un psicólogo cuando tiene que salir de su entorno para ir  a un lugar desconocido. La psicología a domicilio  te permite  conocer más a fondo cada caso y ganar confianza con los pacientes y sus familiares de una forma más rápida. Cuando entras por la puerta de una casa donde vive una persona con daño cerebral, muy pronto te das cuenta de  si esa persona está sobreprotegida, si existe algún tipo de barrera que pueda impedir su recuperación,  si los familiares están sobrecargados...Esta información te permite ser más eficaz en la terapia porque tendrás la oportunidad de ayudarle en el entorno donde se mueve cada día, en el lugar donde comenzará a alcanzar sus logros o donde tendrá que adaptarse a las limitaciones que vayan apareciendo.  Aunque al principio os decía que cada casa y cada familia es diferente, he notado a lo largo de estos años algo muy curioso que me gustaría compartir con vosotros. Los familiares cuidadores que reclaman este tipo de servicio que va más allá de los cuidados básicos de aseo, alimentación o movilidad, tienen algo en común, la forma de demostrar el cariño y la entrega por su familiar enfermo, esforzándose cada día por mantener su autonomía y ofreciéndole lo mejor de ellos mismos.